Lección de cine de manos de Buñuel en poco más de una hora. Cuenta una realidad, la de la pobreza en los años 50, la que nacía en las grandes ciudades, el germen de la delincuencia y de los guetos de las afueras, de los poblados de casas de hojalata. Algo que, por desgracia, suena terriblemente nuevo, actual.
La belleza de algunos planos, la frescura de los actores y de sus diálogos, la crueldad extrema de los personajes -el débil contra el más débil, y así ad infinitum, el ojo por ojo llevado hasta su extremo-, todo ello hacen de Los Olvidados un clásico a recuperar.